Hay algo que me da rabia en cuestiones de comunicación humana y eso es ni más ni menos que la censura, y que ¿por qué ando de malitas?, les cuento.
Hace un par de semanas llegó a mi mail una "invitación" a unirme a Globedia.com y la neta me entusiasmo el hecho de que viniera personalizada la invitación y las letras azules muy monas hasta que ¡wow! ¿leí bien? sí, decía algo así como esto: "tu que eres comunicóloga puedes ganar dinero escribiendo" no inventen, claro que brinqué de gusto ya que desde la universidad se me dijo que redactaba bien pero además cuando te encuentras desempleado unos pesitos extra no le caen mal a nadie.
Así fué que me ví envuelta en el rollo de entenderle a la página, que sí hay que copiar códigos, suscribirse a otra para que obtengas la publicidad, etc...hasta que comencé a darme cuenta que me estaba quebrando el coco y por qué, simple, porque no soy agencia de noticias y pues no queda de otra que suscribirte a una para que obtengas la información y así puedas redactar algo.
Así que hoy decidí leerme una de las notas y redactarla con mi estilo y toda la cosa, y que me llega un mail con la notificación de que mi nota no cumple con los intereses de los lectores y que la temática no es adecuada.
¡Por Dios!, si me pareció algo chusco el hecho de que a un señor en Taiwan lo corneara su esposa con el mejor amigo y que además cobraban por los videos porno que hacían, antes no me aventé la puntada de escribir que tuvieran cuidado al comprar un videito de esos en el Eje Central en el centro del DF, capaz que los "cachan" siéndo protagonistas del volúmen 1 titulado: Amor en los hoteles de Tlalpan.
Así que aún no esclarezco la duda del por qué me censuraron, pero estoy casi segura que por mochos, ahí está Globedia.com ¿no que había libertad para redactar? ja, comercian con mis letras y todavía me limitan, como dijo Cantinflas "de mejores cantinas me han corrido"...por su puesto que no cuenten más conmigo.
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